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LA CIUDAD INVISIBLE ~ La más habitable de todas las ciudades

Cuaderno Sie7e

Cuaderno Sie7e

Acaba de salir el número 4 de la revista literaria Cuaderno Sie7e, que edita la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Coslada (Madrid) y que tengo el placer de dirigir.

Este número contiene las secciones habituales de Poesía, Teatro, Narrativa, Guión de cine y Crítica y ensayo, y además inaugura el apartado de Reseñas de libros.

Entre los trabajos que incluye, cabe destacar el relato de viajes Escenas de Cuba, de Alejandro V. Barrau; el guión El cuarto de los ratones, de Antonio Cremades, y los artículos La literatura, el misterio, la fantástica y los placeres del pensamiento, de Joan Manuel Gisbert —Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil— y José María Izquierdo: Noticia de su vida y de su obra para lectores no sevillanos, de Enrique Barrero González —Presidente del Ateneo de Sevilla—, así como la excelente ilustración de la cubierta, Arcos y sombras, obra del pintor madrileño José Luis Ortiz Felipe.

Cuaderno Sie7e tiene una periodicidad anual y admite colaboraciones en todas sus secciones (consultar las Normas de publicación). Cada trabajo recibido será considerado individualmente por el Consejo de Redacción y, en caso de publicación, el autor recibirá ejemplares de la revista.

La noche del tamarindo

La noche del tamarindo

Me complace incluir en aquí el vídeo promocional de la última novela de Antonio Gómez Rufo, La noche del tamarindo.

Para más información sobre esta novela y su autor:

http://www.gomezrufo.net/ol_novelas_tamarindo.htm



Desconsiderado

Desconsiderado

Hace unas décadas, un poeta asturiano escribió: 

Los muertos son egoístas:
hacen llorar y no les importa

Este fin de semana, el desconsiderado ha sido él.

Hay quien define (creo que incluso él mismo) a Ángel González como un poeta menor. Yo no entiendo mucho de poesía, pero no estoy de acuerdo. Los versos de González siempre me han conmovido tanto como lo ha hecho su muerte.

Descanse en paz, maestro.

Miguel Delibes

Miguel Delibes

El pasado 19 de diciembre, en un acto celebrado en el Hotel de las Letras de Madrid, la Asociación Colegial de Escritores entregó a Miguel Delibes el Premio Quijote de las Letras Españolas 2007.

El galardón, dotado con quince mil euros y patrocinado por CEDRO, fue decidido por los votos de los asociados de la Colegial de Escritores.

Me llena de satisfacción que haya sido Delibes el premiado de este año por dos razones: la primera, porque mi voto fue para él, y la segunda, porque don Miguel es uno de los principales culpables de mi afición de juventud a la literatura.

Para más información:

http://www.acescritores.com/premios-quijote.php?id=54

«Expolio»

«Expolio»

          El fusilamiento de Maximiliano I, por Edouard Manet. 

 

Sangre. El abrigo que lleva puesto el soldado se ha empapado de sangre, justo cuando sonaba la descarga del pelotón de fusilamiento del que él mismo forma parte. No entiende por qué. Las balas no han podido alcanzarlo, ni siquiera de rebote, y él no ha sentido impacto alguno, pero lo cierto es que el maldito abrigo chorrea sangre por todas las costuras. Confuso, el soldado echa pestes de su suerte, que minutos antes parecía sonreírle cuando ganó a sus compañeros de cuartel, gracias a una inmejorable mano de cartas, el derecho a quedarse con la ropa del prisionero condenado a muerte; ahora no sirve más que para tirarla. Y mientras se quita con aprensión la prenda enrojecida, advierte que de las heridas del fusilado, amarrado aún al poste, no brota siquiera un hilo de sangre.

El secreto de la felicidad

El secreto de la felicidad

En un momento de la película El señor Ibrahim y las flores del Corán, dirigida por François Dypeyron y basada en el texto de Eric-Emmanuel Schmitt, el tendero musulmán (deliciosa la interpretación de Omar Sharif) afirma que

el secreto de la felicidad es la lentitud.

Gran verdad esa. Por tanto, es fácil deducir que el autor de este blog ha debido de ser muy feliz últimamente, porque este diario digital ha crecido a paso de tortuga...

Me he propuesto, para este año que empieza, ser algo menos lento sin dejar de perseguir la felicidad.

No dejéis, por favor, de visitarme de vez en cuando.

Reiniciar

Reiniciar

Hace tiempo me contaron este chiste:

Resulta que viajan en un coche un químico, un físico y un técnico informático, y de repente el coche se para. Aparcados en la cuneta, el químico sugiere que quizá la mezcla de gasolina y aire no haya alcanzado el punto de saturación adecuada en el carburador, por lo que sugiere que... El físico le quita la palabra para explicar que seguramente la proporción entre la carga y la inercia que afecta al vehículo en movimiento haya causado un efecto de presión sobre las ruedas que... En ese momento, el informático dice: No os preocupéis, chicos: salimos del coche los tres, volvemos a entrar y ya veréis como entonces arranca."

Aprendamos de los técnicos en informática y apliquemos su remedio universal: reiniciemos el año y con él nuestras vidas. Quizá así todo lo que funcionaba mal en el 2007 comience a marchar.

¡Feliz 2008 a los 2.008 lectores de este blog!

Salida de tono

En una entrevista publicada por el diario «El País» el pasado 8 de diciembre, Mercedes Cabrera, ministra de Educación, se descolgaba con la siguiente frase: No saber leer es peor que fumar.

Con todos mis respetos, me gustaría preguntarle a la señora ministra qué tiene que ver el tocino con la velocidad.

Me parece muy frívolo y desafortunado comparar el problema creciente del analfabetismo funcional —grave y preocupante, sin duda— con los más de 45.000 muertos que se producen cada año solo en España por enfermedades provocadas por el tabaquismo, sin contar los efectos en los fumadores pasivos, niños incluidos.

La afirmación de la responsable de Cultura es semejante a decir que no saber leer es peor que matarse en un accidente de tráfico o en un accidente laboral, con el añadido de que estos dos ejemplos que pongo no provocan anualmente juntos ni la quinta parte de los fallecimientos que se achacan al tabaco.

Por favor, señora ministra: con el tabaquismo, ninguna broma.

XIII JORNADAS SOBRE EL DERECHO DE PROPIEDAD INTELECTUAL

Hoy y mañana se celebran las XIII JORNADAS SOBRE EL DERECHO DE PROPIEDAD INTELECTUAL: AVANCES Y RETROCESOS DE LA PROTECCIÓN DEL DERECHO DE AUTOR. PREMIOS LITERARIOS. DE LA NECESIDAD AL FRAUDE, organizadas por la Asociación Colegial de Escritores y CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos).

Las sesiones tendrán lugar en la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) calle Fernando VI, 4. 28004 Madrid (SALA MANUEL DE FALLA), y tomarán la palabra juristas especialistas en la materia y escritores como ANDRÉS SOREL y JAVIER REVERTE.

Para mayor información, consultar el enlace:

http://www.acescritores.com/index.php

«Poco importa»

«Poco importa»

En un lugar de La Mancha de cuyo nombre nadie pudo enterarse, ha mucho tiempo que vivió un hidalgo que atendía por Alonso Quijano, quien a fuerza de empacharse de mala literatura acabó completamente donquijotecizado. Y diose en juntar con un labrador vecino suyo y sanchopancista, al que arrastró un buen día a la aventura de recorrer los caminos de su tierra.

Al fin, tras juntarse y separarse durante meses de curas, venteros, amas, bachilleres, duques, galeotes, sobrinas, pastores, caballeros andantes de pacotilla y demás enamorados de la broma, fueron a darse de bruces con la inevitable.

Y fue en su postrero lecho donde rindió la disculpa más sentida que se recuerde un hidalgo ya sanchopancizado a su amigo el labriego, quien por entonces vivía orgulloso de ser un escudero para siempre donquijotista.

Poco importa el lugar en que esta historia ocurriera.               

«¿Y usted?»

«¿Y usted?»

(Este texto lo pueden interpretar un HOMBRE o una MUJER indistintamente.

El actor/actriz lo representará con un tono histriónico de juglar callejero, manteniendo en todo momento un entusiasmo exagerado.) 

¡Tengo sida! ¡Tengo sida!

Escuchen todos, presten atención: ¡¡¡Tengo sida!!!

Sí, han oído bien:

Tengo sida y ha cambiado por completo mi vida.

Tengo sida y me tomo cada día cuarenta pastillas.

Tengo sida y ya no me habla mi familia.

Tengo sida y no encuentro pareja que conmigo viva.

Tengo sida y mis amigos ni me tocan ni me miran.Tengo sida y en mi trabajo prefieren que ya no siga.

Tengo sida. ¡Tengo sida! ¿No les doy un poco de envidia?

Lo veo en sus caras. Lo veo en sus miradas.

Yo tengo sida. Y ustedes, envidia mal disimulada.

Pero que nadie sufra. Que nadie se hiera. El sida está al alcance de cualquiera.

Ricos y pobres, hombres y mujeres, niños y niñas: ¡el sida puede entrar en vuestras vidas!

¿Sabía usted, caballero, sabía usted, señora, que el sida se contagia en silencio y en mucho menos de una hora?

Todos los que estamos aquí podemos cogerlo sin saberlo.

Sin verlo, sin olerlo, sin comerlo ni beberlo… ¡Todos podemos tenerlo!

Sin estornudos, sin toses y sin hemorragia: así se contagia.

Tengo sida. ¡Tengo sida! ¿Y usted? ¿Y usted? ¿Y usted?

¿Han echado últimamente una canita al aire…? ¿Han cometido algún pecadillo…? ¿Se les «olvidó» usar un preservativo…? ¿Han compartido como buenos colegas una jeringuilla…? ¡Qué maravilla! 

Pregúntenle a su médico. Pregúntenle a su amante. Doctor, ¿tengo sida? ¿Me has contagiado, querida?

Y si la respuesta es afirmativa, ¡enhorabuena!

Tendrán sida y tomarán cada día cuarenta pastillas.

Tendrán sida y ya no les hablarán sus familias.

Tendrán sida y no encontrarán pareja que a su lado viva.

Tendrán sida y sus amigos no compartirán con ustedes ni una silla.

Tendrán sida y en sus trabajos preferirán que ya no sigan.

Tendrán sida y cambiarán por completo sus vidas.

Yo tengo sida.

¿Tú tienes sida?

¿Él tiene sida?

Nosotros tenemos sida.

¿Vosotros tenéis sida?

No sólo ELLOS pueden tener sida.

Y ahora he de marcharme. Sé que sabrán disculparme.

Tienen que ingresarme, pincharme, estudiarme y medicarme.

Pero, repito, que nadie me tenga envidia.

Pregunten a su médico.

Pregunten a su amante.

Pregunten, pregunten… y ya me contarán más adelante…

Este monólogo fue representado dentro de la acción teatral Grita: ¡Tengo Sida!, de Dante Teatro, con motivo del Día Mundial del Sida en los años 2005 y 2006. Se publicó en el libro del mismo título editado por la Universidad Complutense.

Enhorabuena

Enhorabuena

Escena de Hamelin, de Juan Mayorga (Compañía Animalario, 2005).

La concesión del Premio Nacional de Teatro a Juan Mayorga no ha sido ninguna sorpresa: se veía venir. Y me alegro.

Tuve el placer de ser alumno suyo durante una semana en un taller organizado por la AAT. Por aquel entonces, Mayorga era ya una de las más firmes promesas de la dramaturgia española, pero desde entonces su carrera ha explotado más allá de lo que se podía suponer.

Seguidor y admirador de autores como Harold Pinter, Sanchis Sinisterra o David Mamet, su teatro es original, comprometido y valiente; y dada la juventud del autor, promete regalarnos obras mejores aún en el futuro.

Mi más sincera enhorabuena desde este modesto blog.

Vivir

Vivir

Conversando ayer con mi amiga y colega literaria Twiggy Hirota, llegamos ambos a una conclusión inapelable: vivir nos está matando.

Ánimo, Twiggy. Al menos, dejaremos dos cadáveres bellos (sobre todo el tuyo, el mío no tanto).

VIII Salón Internacional del Libro Teatral

VIII Salón Internacional del Libro Teatral

Desde pasado mañana, jueves 29 de noviembre, y hasta el 2 de diciembre, se celebrará el VIII Salón Internacional del Libro Teatral, organizado por la Asociación de Autores de Teatro.

El recinto escogido para esta ocasión (tras disfrutar de las siete ediciones anteriores en Madrid) ha sido el Casino de la Exposición de Sevilla, y durante estos cuatro días podrán verse allí casetas de venta de libros de las principales librerías y editoriales teatrales; y como actividades paralelas, entre otras: el Premio Teatro Exprés, presentaciones de libros y revistas, lecturas dramatizadas de obras cortas y un homenaje al autor granadino José Martín Recuerda, recientemente fallecido.

Una excelente excusa para dejarse caer por la capital andaluza.

Hasta la vista

Hasta la vista

Hoy he recordado una anécdota que me contó mi suegra en una ocasión. Corrían los años cincuenta, y una tarde, paseando en compañía de su hermana, vieron a través de la cristalera de una cafetería de Madrid al entonces galán de la pantalla Fernando Fernán Gómez, sentado solo a una mesa. Con la valentía inherente a la juventud, las chicas entraron en el establecimiento, se plantaron alborozadas junto a la mesa del actor y le pidieron emocionadas un autógrafo. Cuenta mi suegra que don Fernando, sin decir palabra, las fulminó con la mirada de tal forma, que no tuvieron más opción que callarse y salir de la cafetería como almas que llevara el demonio.

Está claro que Fernán Gómez no pasará a la posteridad por su simpatía (más bien por lo contrario). Sí lo hará por algunas de sus interpretaciones —sobre todo las de su madurez— y, en mi opinión, por haber escrito un texto teatral tan sencillo en apariencia como magnífico: Las bicicletas son para el verano, una radiografía certera de las penurias del españolito de a pie en el Madrid de nuestra guerra civil. 

Sí, sin duda recordaremos a don Fernando durante mucho tiempo. Descanse en paz.

Recomendación: «La glorieta de los fugitivos», de José María Merino

Recomendación: «La glorieta de los fugitivos», de José María Merino

Siempre es un placer recomendar un libro de José María Merino.

Pero la satisfacción se duplica si se trata nada menos que de un libro de minicuentos.

En los tiempos que corren, en los que la literatura parece venderse al peso, resulta delicioso encontrarse con estos minicuentos de Merino aparecidos ya en libros anteriores y recopilados ahora por Páginas de Espuma, a los que se añaden algunos inéditos o dispersos.

Muy recomendable.

Felicidades

Felicidades

Hoy es el cumpleaños de José Saramago.

Y cumple nada menos que ochenta y cinco años.

Felicidades, maestro. Y larga vida —más larga aún— para que siga regalándonos sus textos. En los tiempos que corren, la gente como usted nos resulta imprescindible.

Pillaje

Pillaje

Esta mañana he vivido una experiencia novedosa para mí.

Salía de un comercio y he visto que varias personas se arracimaban alrededor de un contenedor de papel para reciclar. Enseguida he comprendido la razón: en el suelo había varias cajas de cartón abiertas y con un contenido sorprendente: decenas de libros en buen estado de conservación. ¿Quién habrá podido desprenderse de su biblioteca con tanto desapego?

Al principio he sentido un cierto pudor, pero lo he vencido enseguida y he participado con los demás viandantes en el expurgo de tal tesoro, del que he obtenido cuatro libros de arte en muy buen estado.

Y durante un momento me he sentido como esos habitantes de zonas costeras que, en siglos pasados, se lucraban de los restos de algún naufragio arrastrados por la marea.

«Vacío»

«Vacío»

PERSONAJES
MUJER
HOMBRE

(Ambos por encima de los treinta años de edad..)

El escenario está cubierto de tierra fina y dorada que brilla en un día soleado. Aparecen una MUJER y un HOMBRE vestidos con trajes de baño y provistos de bolsa playera y toallas.

MUJER.−(Exultante..) Me encanta estar aquí. ¿A ti no, cariño?

HOMBRE.−(A disgusto.) Sí, sí... mucho.

MUJER.−No entiendo por qué no venimos más a menudo. Yo pienso que es por pereza, ¿no crees? Cuántas cosas que nos gustan dejamos de hacer por pereza...

HOMBRE.−¿Como el amor, por ejemplo?

MUJER.−Ay... siempre sales con lo mismo. Olvídate de eso por un momento y siéntate conmigo.

Ambos estiran las toallas en la arena y se sientan; ella, con alegría; él, con manifiesta desgana.

MUJER.−(Llena sus pulmones de aire y lo suelta suavemente.) Qué bien se respira aquí. No hay nada como estar frente al mar y dedicarse a mirarlo sin prisa.

HOMBRE.−(Malhumorado.) Mira, deja ya este rollo que...

La MUJER le tapa la boca al HOMBRE con una mano.

MUJER.−Sssssssh... No digas nada, por favor. Déjame que disfrute de este rato a mi manera, te lo ruego.

HOMBRE.−(Liberándose de la mordaza.) Vale, como tú quieras, me estaré calladito. O mejor todavía, te daré la razón: (sarcástico) ¡qué bonito es el mar!

MUJER.−(Melancólica.) Precioso. Las olas acariciando la playa, la brisa, este aroma a sal, o a vida, o a no sé qué...

HOMBRE.−(Ácido.) Yo tampoco lo sé.

MUJER.−Y el sonido... el sonido de nuestro mar. ¿A qué dirías tú que suena, cariño? ¿Cómo definirlo? ¿Es un arrullo, o un rumor, o una voz...?

HOMBRE.−Es una mierda.

MUJER.−(Decepcionada.) ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué no puedes estar unos minutos aquí conmigo y ayudarme a pasarlo bien?

HOMBRE.−Es imposible pasarlo bien en este lugar, ¿no lo entiendes?

MUJER.−Claro que lo entiendo. Soy yo, ¿recuerdas?, tu mujer, la misma a la que se le van las noches en vela esperando volver a verlo, volver a tenerlo a mi alrededor, y poder oírlo y tocarlo y...

HOMBRE.−(Interrumpiendo.) ¿Y tú crees que venir a la playa nos va a servir de algo?

MUJER.−La psicóloga dijo que sí.

HOMBRE.−La psicóloga es una niñata que no tiene ni puñetera idea de lo que es sufrir.

MUJER.−Ella también vive aquí.

HOMBRE.−Sí, pero no nació aquí. Ella es de la capital, y cuando quiera puede regresar a su casa y olvidarse de nuestro problema. Ojos que no ven... Pero nosotros seguiremos siempre en este lugar, contando los días que pasan sin que él esté a nuestro lado y volviéndonos locos.

MUJER.−No, locos no...

HOMBRE.−Y encima, tiene el cuajo de aconsejarnos que hagamos como si nunca lo hubiéramos perdido, como si todo siguiera igual que siempre. Que hagamos vida normal, que sigamos viniendo a la playa...

MUJER.−Éste fue el último sitio en que lo vimos. Y a lo mejor, quién sabe... a lo mejor vuelve también por aquí.

HOMBRE.−(Poniéndose de pie.) ¡No, no y no! Hazme un favor: mira hacia el frente.

MUJER.−(Baja la cabeza.) No, déjame.

HOMBRE.−¡Que mires al frente y me digas lo que ves!

MUJER.−(Con angustia creciente.) No quiero.

HOMBRE.−Entonces te lo diré yo: ¡nada! ¡Ya no está! Hace años que nos lo quitaron, o que se fue, o quién demonios sabe lo que pasó.

MUJER.−(Con los ojos cerrados, autoconvenciéndose.) No es verdad. Está con nosotros, donde siempre, yo sé que está con nosotros.

HOMBRE.−(Zarandea a la MUJER.) ¡Mentira! Ya no está, y por mucho que lo esperemos, ¡no va a volver nunca!

La MUJER se tumba en la arena en posición fetal y se envuelve con la toalla como si buscara protección.

MUJER.−(Llora mientras habla.) Sí, sí que está... Sigue ahí, donde siempre... no se ha ido a ninguna parte, no se ha ido, no se ha ido...

Tras unos segundos, el HOMBRE se apiada de su compañera, se arrodilla junto a ella y le acaricia el cabello.

HOMBRE.−(Con ternura.) Sí, cariño. Nuestro mar, nuestro querido mar sigue ahí, donde siempre.

Se escucha rumor de olas y piar de gaviotas mientras se hace el OSCURO.

 

Esta obra de teatro fue publicada por primera vez en el libro El mar (solidaridad con Galicia), editado por la Asociación de Autores de Teatro poco después de la tragedia provocada por el petrolero Prestige en noviembre del 2002.

Los seis Principios de Faraday

Los seis Principios de Faraday

He topado por casualidad con un artículo de Wikipedia sobre Michael Faraday, y de dicho texto me gustaría destacar el siguiente fragmento:

De una obra de Isaac Watts titulada Improvement of the Mind (La mejora de la mente), leída a sus catorce años, Michael Faraday adquirió estos seis constantes principios de su disciplina científica:

  • Llevar siempre consigo un pequeño bloc con el fin de tomar notas en cualquier momento.
  • Mantener abundante correspondencia.
  • Tener colaboradores con el fin de intercambiar ideas.
  • Evitar las controversias.
  • Verificar todo lo que le decían.
  • No generalizar precipitadamente, hablar y escribir de la forma más precisa posible.

Sin duda, se trata de seis consejos muy válidos también para cualquier escritor.