«Poco importa»
En un lugar de La Mancha de cuyo nombre nadie pudo enterarse, ha mucho tiempo que vivió un hidalgo que atendía por Alonso Quijano, quien a fuerza de empacharse de mala literatura acabó completamente donquijotecizado. Y diose en juntar con un labrador vecino suyo y sanchopancista, al que arrastró un buen día a la aventura de recorrer los caminos de su tierra.
Al fin, tras juntarse y separarse durante meses de curas, venteros, amas, bachilleres, duques, galeotes, sobrinas, pastores, caballeros andantes de pacotilla y demás enamorados de la broma, fueron a darse de bruces con la inevitable.
Y fue en su postrero lecho donde rindió la disculpa más sentida que se recuerde un hidalgo ya sanchopancizado a su amigo el labriego, quien por entonces vivía orgulloso de ser un escudero para siempre donquijotista.
Poco importa el lugar en que esta historia ocurriera.
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Diego -