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LA CIUDAD INVISIBLE ~ La más habitable de todas las ciudades

Lo que se tercie

Interculturalidad

Interculturalidad

Esta mañana, en un vagón del metro de Madrid, he visto (uno más de mis extraños avistamientos subterráneos) a una inmigrante rumana muy joven, estudiante de español seguramente, que iba leyendo El amor en los tiempos del cólera, de García Márquez.

Interesante (y muy bello, sin duda) cruce de culturas y geografías.

Desconsiderado

Desconsiderado

Hace unas décadas, un poeta asturiano escribió: 

Los muertos son egoístas:
hacen llorar y no les importa

Este fin de semana, el desconsiderado ha sido él.

Hay quien define (creo que incluso él mismo) a Ángel González como un poeta menor. Yo no entiendo mucho de poesía, pero no estoy de acuerdo. Los versos de González siempre me han conmovido tanto como lo ha hecho su muerte.

Descanse en paz, maestro.

Miguel Delibes

Miguel Delibes

El pasado 19 de diciembre, en un acto celebrado en el Hotel de las Letras de Madrid, la Asociación Colegial de Escritores entregó a Miguel Delibes el Premio Quijote de las Letras Españolas 2007.

El galardón, dotado con quince mil euros y patrocinado por CEDRO, fue decidido por los votos de los asociados de la Colegial de Escritores.

Me llena de satisfacción que haya sido Delibes el premiado de este año por dos razones: la primera, porque mi voto fue para él, y la segunda, porque don Miguel es uno de los principales culpables de mi afición de juventud a la literatura.

Para más información:

http://www.acescritores.com/premios-quijote.php?id=54

El secreto de la felicidad

El secreto de la felicidad

En un momento de la película El señor Ibrahim y las flores del Corán, dirigida por François Dypeyron y basada en el texto de Eric-Emmanuel Schmitt, el tendero musulmán (deliciosa la interpretación de Omar Sharif) afirma que

el secreto de la felicidad es la lentitud.

Gran verdad esa. Por tanto, es fácil deducir que el autor de este blog ha debido de ser muy feliz últimamente, porque este diario digital ha crecido a paso de tortuga...

Me he propuesto, para este año que empieza, ser algo menos lento sin dejar de perseguir la felicidad.

No dejéis, por favor, de visitarme de vez en cuando.

Reiniciar

Reiniciar

Hace tiempo me contaron este chiste:

Resulta que viajan en un coche un químico, un físico y un técnico informático, y de repente el coche se para. Aparcados en la cuneta, el químico sugiere que quizá la mezcla de gasolina y aire no haya alcanzado el punto de saturación adecuada en el carburador, por lo que sugiere que... El físico le quita la palabra para explicar que seguramente la proporción entre la carga y la inercia que afecta al vehículo en movimiento haya causado un efecto de presión sobre las ruedas que... En ese momento, el informático dice: No os preocupéis, chicos: salimos del coche los tres, volvemos a entrar y ya veréis como entonces arranca."

Aprendamos de los técnicos en informática y apliquemos su remedio universal: reiniciemos el año y con él nuestras vidas. Quizá así todo lo que funcionaba mal en el 2007 comience a marchar.

¡Feliz 2008 a los 2.008 lectores de este blog!

Salida de tono

En una entrevista publicada por el diario «El País» el pasado 8 de diciembre, Mercedes Cabrera, ministra de Educación, se descolgaba con la siguiente frase: No saber leer es peor que fumar.

Con todos mis respetos, me gustaría preguntarle a la señora ministra qué tiene que ver el tocino con la velocidad.

Me parece muy frívolo y desafortunado comparar el problema creciente del analfabetismo funcional —grave y preocupante, sin duda— con los más de 45.000 muertos que se producen cada año solo en España por enfermedades provocadas por el tabaquismo, sin contar los efectos en los fumadores pasivos, niños incluidos.

La afirmación de la responsable de Cultura es semejante a decir que no saber leer es peor que matarse en un accidente de tráfico o en un accidente laboral, con el añadido de que estos dos ejemplos que pongo no provocan anualmente juntos ni la quinta parte de los fallecimientos que se achacan al tabaco.

Por favor, señora ministra: con el tabaquismo, ninguna broma.

XIII JORNADAS SOBRE EL DERECHO DE PROPIEDAD INTELECTUAL

Hoy y mañana se celebran las XIII JORNADAS SOBRE EL DERECHO DE PROPIEDAD INTELECTUAL: AVANCES Y RETROCESOS DE LA PROTECCIÓN DEL DERECHO DE AUTOR. PREMIOS LITERARIOS. DE LA NECESIDAD AL FRAUDE, organizadas por la Asociación Colegial de Escritores y CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos).

Las sesiones tendrán lugar en la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) calle Fernando VI, 4. 28004 Madrid (SALA MANUEL DE FALLA), y tomarán la palabra juristas especialistas en la materia y escritores como ANDRÉS SOREL y JAVIER REVERTE.

Para mayor información, consultar el enlace:

http://www.acescritores.com/index.php

Vivir

Vivir

Conversando ayer con mi amiga y colega literaria Twiggy Hirota, llegamos ambos a una conclusión inapelable: vivir nos está matando.

Ánimo, Twiggy. Al menos, dejaremos dos cadáveres bellos (sobre todo el tuyo, el mío no tanto).

Hasta la vista

Hasta la vista

Hoy he recordado una anécdota que me contó mi suegra en una ocasión. Corrían los años cincuenta, y una tarde, paseando en compañía de su hermana, vieron a través de la cristalera de una cafetería de Madrid al entonces galán de la pantalla Fernando Fernán Gómez, sentado solo a una mesa. Con la valentía inherente a la juventud, las chicas entraron en el establecimiento, se plantaron alborozadas junto a la mesa del actor y le pidieron emocionadas un autógrafo. Cuenta mi suegra que don Fernando, sin decir palabra, las fulminó con la mirada de tal forma, que no tuvieron más opción que callarse y salir de la cafetería como almas que llevara el demonio.

Está claro que Fernán Gómez no pasará a la posteridad por su simpatía (más bien por lo contrario). Sí lo hará por algunas de sus interpretaciones —sobre todo las de su madurez— y, en mi opinión, por haber escrito un texto teatral tan sencillo en apariencia como magnífico: Las bicicletas son para el verano, una radiografía certera de las penurias del españolito de a pie en el Madrid de nuestra guerra civil. 

Sí, sin duda recordaremos a don Fernando durante mucho tiempo. Descanse en paz.

Felicidades

Felicidades

Hoy es el cumpleaños de José Saramago.

Y cumple nada menos que ochenta y cinco años.

Felicidades, maestro. Y larga vida —más larga aún— para que siga regalándonos sus textos. En los tiempos que corren, la gente como usted nos resulta imprescindible.

Pillaje

Pillaje

Esta mañana he vivido una experiencia novedosa para mí.

Salía de un comercio y he visto que varias personas se arracimaban alrededor de un contenedor de papel para reciclar. Enseguida he comprendido la razón: en el suelo había varias cajas de cartón abiertas y con un contenido sorprendente: decenas de libros en buen estado de conservación. ¿Quién habrá podido desprenderse de su biblioteca con tanto desapego?

Al principio he sentido un cierto pudor, pero lo he vencido enseguida y he participado con los demás viandantes en el expurgo de tal tesoro, del que he obtenido cuatro libros de arte en muy buen estado.

Y durante un momento me he sentido como esos habitantes de zonas costeras que, en siglos pasados, se lucraban de los restos de algún naufragio arrastrados por la marea.

Los seis Principios de Faraday

Los seis Principios de Faraday

He topado por casualidad con un artículo de Wikipedia sobre Michael Faraday, y de dicho texto me gustaría destacar el siguiente fragmento:

De una obra de Isaac Watts titulada Improvement of the Mind (La mejora de la mente), leída a sus catorce años, Michael Faraday adquirió estos seis constantes principios de su disciplina científica:

  • Llevar siempre consigo un pequeño bloc con el fin de tomar notas en cualquier momento.
  • Mantener abundante correspondencia.
  • Tener colaboradores con el fin de intercambiar ideas.
  • Evitar las controversias.
  • Verificar todo lo que le decían.
  • No generalizar precipitadamente, hablar y escribir de la forma más precisa posible.

Sin duda, se trata de seis consejos muy válidos también para cualquier escritor.

Pasado y presente

Pasado y presente

Hoy me he fijado en el metro en un joven que leía un texto muy largo en la pantalla de su PDA.

Movido por esa curiosidad que nos lleva a espiar por encima del hombro las lecturas ajenas, he aguzado la vista y he descubierto que se trataba de la Eneida de Virgilio.

Curiosa conjunción de clasicismo y modernidad.

A la deriva

A la deriva

Estos últimos días hemos leído con horror en la prensa la aparición de un cayuco en aguas de Cabo Verde con siete cadáveres en avanzado estado de descomposición y un único superviviente. Pero el espanto se multiplicó cuando ese inmigrante hallado vivo contó que habían partido de la costa más de medio centenar de pasajeros: los que faltaban habían sido arrojados al mar tras morir de sed e inanición.

Al hilo de esta noticia, he meditado sobre el tópico de que la realidad supera la ficción, y he tratado de recordar algún argumento literario tan terrible como este. Sólo he encontrado cierta similitud con el relato de Julian Barnes, incluido en su heterogéneo libro Una historia del mundo en diez capítulos y medio, en el que narra las peripecias atroces de los náufragos del barco francés Méduse en 1816, que fueron retratadas con tanto dramatismo en el cuadro de Théodore Géricault La balsa de la medusa (ver fotografía; o mejor aún, ver el original en el Louvre). Pero este relato de Barnes no es ficción, por lo que parece reafirmar aún más el tópico del predominio terrorífico de la realidad.

Invito a los que leáis este comentario a que aportéis cualquier dato. ¿Conocéis algún argumento literario que alcance una crueldad semejante?

El patrimonio secreto de la humanidad

El patrimonio secreto de la humanidad

Esta semana he recibido un envío postal curioso: una editorial de las principales de este país (no diré cuál) me ha devuelto (rechazado, por supuesto) un manuscrito que les mandé... ¡hace dos años! Supongo que más vale tarde que nunca.

Al hilo de esto, he meditado sobre los millones de páginas escritas por autores anónimos en todo el mundo que jamás verán la luz. Ese es, sin duda, el patrimonio cultural más rico de la humanidad. Quizá algún día sea posible recopilarlo.

Mientras tanto, sigamos vertiendo un poco de ese filón inacabable en Internet. Algo es algo.

Crónica de una muerte anunciada

Crónica de una muerte anunciada

Este último fin de semana, mi mujer y yo sacamos entradas para un cine de verano en una localidad de la costa, concretamente Santiago de la Ribera, en Murcia, España.

Hacía años que no vivíamos esta experiencia, que nos retrotrajo a nuestra infancia. La pantalla de cemento, recortada contra un fondo de estrellas —las de verdad, no las de Hollywood—; el suelo de tierra alfombrado de cáscaras de pipas; el sonido de las latas de refrescos al abrirse, mezclado con el del papel de aluminio de los bocadillos; los niños correteando por los pasillos entre los asientos; las terriblemente incómodas sillas de hierro, capaces de destrozar cualquier anatomía durante las cuatro horas de proyección, a pesar incluso de las almohadillas con regusto taurino, y por último la fuga precipitada del recinto por culpa de un chaparrón inoportuno. No nos importó demasiado la interrupción meteorológica porque el precio era popular y el programa doble, y estaba terminando ya la segunda película.

Sin embargo, al salir nos percatamos de un cartel que a la entrada nos había pasado inadvertido. Colgando de la tapia del cine podía leerse: «Próxima construcción de pisos de dos dormitorios». Mi esposa y yo nos quedamos un rato mirando ese anuncio bajo la lluvia y en silencio, sintiéndonos de repente un poco menos niños.

Mortalidad

Mortalidad

Esta mañana, mientras me dirigía a mi trabajo en el metro de Madrid (a veces creo que paso todo el día en el metro: véanse mis Apuntes suburbanos en este mismo blog) me he fijado en otra viajera que iba leyendo «La voz dormida», de Dulce Chacón. Al verlo, he pensado que ninguna de las mujeres que aparecen en la cubierta de ese libro vive ya: ni la miliciana que sujeta al bebé en brazos mientras lo muestra ufana a la cámara, ni la autora que firma la novela. Y he sentido un escalofrío. En un túnel a los pies de mi ciudad, rodeado de extraños, durante un instante he tenido conciencia intensa de nuestra mortalidad, y la verdad es que me ha dolido. 

Mañana me dedicaré a viajar dormitando o escuchando música con mi mp3.

Posdata: En casa tengo un ejemplar de «La voz dormida» firmado por Dulce Chacón seis meses antes de que el gran sueño la alcanzara a ella.

Destrucción

Destrucción

Hace exactamente sesenta y dos años, miles de ciudadanos de una ciudad japonesa —que hasta entonces nadie conocía: es lo que tienen las guerras, que dan mucha publicidad— deambulaban por las calles, o lo que ellos recordaban como tales, con la piel mezclada en jirones con los jirones de la ropa. Trataban de encontrar a sus seres queridos, que —aún no lo sabían— se habían convertido en manchas de grasa sobre el asfalto.

Se podría discutir durante semanas acerca de si la población japonesa era o no inocente de las aberraciones cometidas por su imperio. Al fin y al cabo, los soldados que asesinaron, torturaron y violaron a placer en toda Asia fueron reclutados entre los civiles. Pero nadie puede discutir ni siquiera durante un segundo que el 6 de agosto de 1945 fue una de las jornadas más tristes de la historia, tanto por lo que sucedió ese día como por la sombra alargada y terrible que proyectó en nuestro futuro. El futuro de todos. Bien claro lo dejó un exultante Harry Truman:

Con esta bomba hemos añadido una dimensión nueva y revolucionaria a la destrucción.

Accidente informático

Accidente informático

Los/as habituales de este blog habréis apreciado cierto parón últimamente. Tiene explicación: debido a las temperaturas infernales de estos días en Madrid, el teclado de mi ordenador se ha fundido como una tableta de chocolate del malo (véase la foto de arriba) y el cristal líquido de mi monitor se ha evaporado. Redacto esta nota con una vieja máquina de escribir Olivetti conectada a Internet mediante el cable de la plancha.

En cuanto resuelva mis problemas informáticos (me han hablado de unos ordenadores confeccionados en granito que aguantan lo que les echen), retomaré la actividad comunicativa en la blogosfera. Palabra.

  Habituales de este blog comprobando mi desgracia.

 

Memoria histórica

Memoria histórica

Tal día como hoy hace setenta y un años, Caín mató a Abel a traición y con alevosía. Y a esta fiesta de sangre fueron invitados todos los españoles. Unos se unieron al festejo con fiereza y hambre atrasada. Otros fueron, sencillamente, convidados de piedra.

Sirvan de recordatorio los versos de Machado de Campos de Castilla: 

Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta

—no fue por estos campos el bíblico jardín;

son tierras para el águila, un trozo de planeta

por donde cruza errante la sombra de Caín.