Cómo ser Leonardo
Atractiva cuestión la que plantea el título de esta obra. Y ¿cuál es la respuesta? Pues la que nos ofrecen Julio Salvatierra y la compañía Teatro Meridional no es una, sino... cuatro: cada uno de los dos actores y de las dos actrices es un Leonardo distinto (sí, también ellas): el matemático, el mecánico, el anatomista, el pintor... Y la suma de todos ellos, como teselas de un mosaico, nos presenta una visión forzosamente aproximada a la figura de este genio renacentista que, así lo afirma el lema publicitario de la obra, «despertó cuando los demás aún dormían». La función, escrita en un tono muy humorístico, transcurre con un ritmo fresco y ágil a lo largo de noventa minutos que al espectador le parecen muchos menos, gracias a un trabajo actoral y de dirección notable. Y es que no hay nada mejor para un autor teatral que un director (Álvaro Lavín) y un reparto (el propio Álvaro Lavín, Óscar Sánchez Zafra, Marina Szerezevsky, Paloma Vidal y Pepa Zaragoza en sustitucionees) que creen en el texto y están dispuestos a levantarlo de la mejor manera posible.
Sólo me queda reseñar dos pegas de este montaje: la primera, el uso esporádico de expresiones malsonantes que parecen concesiones a un humor de trazo grueso, lo que no encaja en esta historia; y la segunda, la proliferación de faltas de ortografía (en forma de ausencia de tildes) en las diapositivas que, como único decorado, se proyectan en la escena (hace daño ver escrito: matematicas, optica, mas tarde...)
En resumen, se trata de una obra recomendable, que continúa la línea de recreación biográfica del anterior título de Salvatierra, «Miguel Hernández».
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