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Editoriales piratas

Editoriales piratas

Simplificando el problema, existen dos tipos de editoriales piratas que actúan a sus anchas últimamente en España: las que cobran y las que no pagan. Me explico:

El primer tipo, las que cobran, son aquellas que engatusan al autor o autora asegurándole que su obra es magnífica y que tiene muchas posibilidades de triunfar en el mercado literario. Acto seguido les ofrecen publicarla, a cambio eso sí de que el escritor corra con los gastos, que pueden ascender fácilmente a tres o cuatro mil euros por apenas quinientos ejemplares. Tened presente que muchas de estas editoriales no son otra cosa que simples imprentas o estudios de diseño que, en vez de trabajar para las editoriales digamos de verdad, se generan ellas mismas el trabajo embaucando a incautos. Lo único que interesa a estas imprentas disfrazadas de editoriales es imprimir, y punto (os lo digo por propia experiencia: yo fui operario de artes gráficas durante doce años, y cuál ha sido mi sorpresa al encontrarme recientemente a mis antiguos jefes, que no sabían hacer la o con un canuto, metidos a editores; ¡virgen santa!). Una vez que el libro está impreso y el autor ha pagado la factura, lo mismo les da a estos «editoimpresores» si no venden ni un ejemplar, porque ellos ya han obtenido su beneficio, y ni disponen de distribución ni nada que se le parezca, por lo que los ejemplares languidecen en algún almacén hasta que convencen al pobre autor para que él mismo los recompre y no acaben convertidos en papel reciclado, pagando así dos veces por el mismo producto (antes y después). Además, todos los libreros conocen estas editoriales de sobra y la mayoría se niegan a vender sus libros. Os ruego que huyáis de los cantos de sirena de estos corsarios sin escrúpulos, que se enriquecen a costa de la ilusión de los escritores por ver su obra publicada.

El segundo tipo, las que no pagan, son más difíciles de detectar. Éstas no piden dinero al autor para publicar su obra. La editan, la distribuyen, la venden... y si te he visto, no me acuerdo. El escritor o escritora jamás verá ni un céntimo de los derechos que le corresponden por la venta de cada ejemplar. El editor se defenderá alegando que los libros no se han vendido apenas, que no han tenido éxito, que él mismo ha perdido dinero... Pero el autor, como le ha ocurrido a una amiga mía, se preguntará en estos casos cómo es posible que haya visto su libro en varias tiendas puesto a la venta, que haya incluso coincidido con gente que estaba leyéndolo en medios de transporte o en salas de espera, y que a pesar de eso no se haya vendido nada. La asesoría jurídica de la Asociación Colegial de Escritores (ver enlace con la ACE en el margen) tiene una pila de reclamaciones que llega hasta el techo por incumplimientos contractuales de este tipo.

Y así es como actúan estos piratas carroñeros que se autodenominan editoriales.

Yo entiendo tanto como cualquiera el sufrimiento que representa que ninguna editorial seria te haga ni caso (podéis leer a este respecto mi relato El coleccionista de fracasos, publicado en este blog en la sección Minicuentos y otras prosas), pero os aconsejo que el deseo, o más bien la pulsión, que todos sentimos por publicar nuestra literatura no os convierta en presas fáciles de estos desalmados, que ni aman la literatura ni saben siquiera lo que es. Y si finalmente os decidís a publicar pagando vosotros la edición, sed conscientes al menos de que esos libros no servirán para otra cosa que no sea regalárselos a vuestros seres queridos.

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